Tras caminar cuatro horas desde sus comunidades, asediadas por el crimen organizado, indígenas wixárika de la tercera edad fueron vacunados contra COVID-19 en una apartada región del este del país.
Un centenar de miembros de esta etnia, una de las más representativas de México por su cultura, recibieron el viernes el inmunizante chino CanSino Biologics, que requiere una única dosis.
La mayoría caminó varias horas hasta llegar al punto de vacunación en la comunidad Nueva Colonia, municipio de Mezquitic, Jalisco.
Las brigadas de salud arribaron al pueblo con el acompañamiento de elementos de la Guardia Nacional, para dar inicio a la campaña en la zona enclavada en la Sierra Madre Occidental.
Los habitantes de la región viven bajo el asedio de cárteles que se disputan el control de rutas para el tráfico de drogas en los límites de Jalisco, Zacatecas y Durango, denuncian autoridades y pobladores.
Para esas organizaciones, el área es clave porque ofrece "muchas rutas de escape" ante posibles operativos de las autoridades, señaló una lugareña.
El cártel Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa suelen colocar retenes en las vías de acceso. "Te preguntan a dónde vas, de dónde vienes (...) El simple hecho del interrogatorio, de ver las armas, es algo muy fuerte", sostuvo.
Guillermo Islahuaca Álvarez, director de una seccional de la Secretaría de Salud de Jalisco, señaló que debido a los problemas de seguridad, como asaltos a personal médico y robo de automóviles, no había sido posible enviar trabajadores sanitarios a la zona desde febrero.
"Los compañeros se reintegran el día de hoy después de dos meses de estar fuera de su unidad de adscripción", dijo el funcionario, indicando que durante ese lapso personal de salud perteneciente al pueblo wixárika atendió los casos de emergencia.
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