Un hombre de 66 años, se ha convertido en el cuarto paciente que logra curarse de una infección por VIH luego de someterse a un trasplante de células madre. El sujeto fue atendido en el Centro Integral de Tratamiento para el Cáncer City of Hope, en Duarte, California.
Cabe resaltar que es el paciente más longevo en curarse de esta enfermedad. De acuerdo con especialistas médicos, el hombre fue diagnosticado con VIH en 1988 y ahora, tras décadas de espera, su vida cambió con el trasplante de células madre.
El hombre, quien no quiso ser identificado, señaló que estuvo en terapia antirretroviral (TAR) para controlar su condición durante más de 30 años. Enfatizó que está "más que agradecido" de que el virus ya no se encuentre en su cuerpo.
El paciente agregó que muchos de sus amigos murieron a causa del VIH, esto antes de que los medicamentos antirretrovirales pudieran brindar una expectativa de vida casi normal a las personas que se infectaban con este virus.
"Cuando me diagnosticaron VIH en 1988, como a muchos otros, pensé que era una sentencia de muerte. Nunca pensé que viviría para ver el día en que ya no tengo VIH", dijo el hombre en un comunicado.
¿Cómo fue el tratamiento?
Para curarse del VIH, paciente se sometió a un trasplante de células madres, sin embargo el tratamiento era pensado para tratar la leucemia que padece desde los 63 años.
Sus médico sugirieron un trasplante de médula ósea, o células madres, para reemplazar sus células sanguíneas cancerosas. Fue una coincidencia que el donante fuera resistente al VIH.
Tras la cirugía, el paciente fue monitoreado y los niveles de VIH se volvieron indetectables en su cuerpo, según explicaron sus médicos.
"Nos emocionó informarle que el VIH está en remisión y que ya no necesita tomar la terapia antirretroviral que había recibido durante más de 30 años", comentó la doctora Jana Dickter, especialista en enfermedades infecciosas en City of Hope.
No obstante, los especialistas aseguraron que los trasplantes de médula ósea no van a revolucionar el tratamiento del VIH."Es un procedimiento complejo con importantes efectos secundarios potenciales. Por lo tanto, en realidad no es una opción adecuada para la mayoría de las personas que viven con el VIH", explicó la doctora Dickter.
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